“El lugar de los hijos, es con sus padres”
Esta frase fue
dicha de manera solemne, por la madre de una adolescente centroamericana en crisis, que se negaba
a volver a su casa con su madre. La historia de la joven tiene apenas tres años en
Suiza, luego de haber vivido separada de su madre 5 años, desde los 7 hasta los
13. En su país en manos de la abuela y una tia,y luego viviendo con una hermana
mayor. Nadie logró poner a la niña en un ritmo de estudio y estabilidad
emocional, por un lado muy mimada, porque “la pobre se quedó sola” y por el
otro lado, nadie quería tomar del todo la responsabilidad, porque educar y
disciplinar requieretiempo y trabajo, y cada uno de los que estuvieron a cargo tenían sus
propias vidas, como es normal.
A los 13
años vino la fase de mayor rebeldía y pésimas notas en el colegio. Esto coincide
con el cambo en el estatus legal de la madre en Suiza y por eso logra traer a
la jovencita a este país.
A su llegada primera
semana fue como beber néctar, se borraró en el corazón de ambas la sombra del abandono, la madre sentía y siente aún que hizo una labor
titánica de reunificación, en ella hay un sentimiento casi de heroísmo que aún hoy permanece. La jovencita
sentia que ya nadie la podrá mirar con pena, se acabó el ser: “la abandonada”.
Tristemente,
luego de los dorados días del reencuentro se inicia una larga lista de
desencuentros, la jovencita no conoce a
esta mujer que le da órdenes con autoridad de madre y que no tiene casi tiempo para explicarle las
cosas, porque trabaja y ademas tiene que ocuparse de la casa. Casi sin poder respirar se inicia el cole y el
esfuerzo por encajar en este sistema es coronado con fracasos. El idioma cuesta muchísimo
aprenderlo, ser extranjera de un día para otro, cuesta mucho hacer nuevos
amigos, los profesores son mucho más
estrictos, y la madre trabajando. Todo es carísimo, y ya no recibe los regalos
como cuando vivía en su país y su mami mandaba la remesa mensual o trimestral.
Todo se hace
cuesta arriba, y para la adolescente esa madre extrañada, añorada, es ahora un
mujer de carne y hueso, siempre apurada y cansada y que ya casi no puede
comprar regalos. Hablar y compartir, en este país son lujos que hay que darse, robando tiempo a la rutina.
Con casi 17 años y sin lograr completar su
educación, ahora está bajo presión para trabajar como mucama en un hotel
pequeño, para con este aprendizaje poder llegar a diplomarse en un oficio. Lejanos
están los sueños de cuando vivía en su país y la ropa que mami le mandaba desde
Europa era la mejor, „era una princesa, abandonada pero princesa “; “aquí soy menos que cenicienta”.” Quiero
volver con mi abuela”, “allí puedo terminar el colegio y hasta ir a la
universidad.”
Al entrar la
madre a la consulta, dijo la frase que cayó sobre la jovencita: “el lugar de los
hijos es con sus padres” no voy a pagar tu regreso ni pienso mandar dinero,
tienes que aprender a ganarte la vida, aquí como mucama ganaras más dinero que como profesional en
nuestro país, el país está lleno de médicos y abogados que ahora son taxistas”.
La respuesta de la joven fue: si el lugar de los hijos es al lado de sus padres” nunca debiste dejar tu puesto a mi lado en
nuestro país. Tu rompiste la regla ahora ya no funciona más, mi lugar no es a tu
lado mamá”.
Agradecida a Ma.C.
B., que me permite contar su historia de joven inmigrante, yo no tengo la
respuesta y cada familia encuentra sus propias soluciones, según sus
circunstancias. Lo que no se puede negar es que las decisiones que toman los
padres al emigrar, tiene consecuencias a largo plazo en la relación con los
hijos y la familia. Vale la pena saberlo, antes de decidirse a emigrar.
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